CITAS DEL A.T. EN EL N.T.

Tienen gran importancia, al evidenciar irrefutablemente que Dios es el autor del conjunto.

No se trata meramente de que Moisés o David dijeran algo (aunque las citas son prueba de que Moisés fue el autor del Pentateuco) sino que son introducidas por tales palabras como «Dios mandó» (Mt. 15:4); «dice el Espíritu Santo» (He. 3:7); «David dijo por el Espíritu Santo» (Mr. 12:36); «habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías» (Hch. 28:25). Y el todo recibe el nombre de «las Escrituras», que están todas inspiradas por Dios. Así, todo lo que está encabezado por «Escrito está» tiene la autoridad del mismo Dios.

Las citas de los profetas son introducidas de varias maneras:

(a) «Para («hina») que se cumpliese» (Mt. 1:22, etc.). El acontecimiento tiene lugar para que se cumpla aquella profecía.

(b) «Para («hopõs») que se cumpliese» (Mt. 2:23). Tales acontecimientos caen dentro de la perspectiva de la profecía, y pueden también aplicarse en otras ocasiones.

(c) «Entonces («tote») se cumplió» (Mt. 2:17, etc.). La profecía se aplicaba a este suceso, sin ser éste el propósito de la profecía.

(d) «Se cumplió» (Mr. 15:28). «Hoy se ha cumplido» (Lc. 4:21). La profecía se cumplió ahí y entonces.

Las citaciones ilustran también cómo las Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, pueden ser aplicadas, como cuando el Señor citó Deuteronomio al rechazar las tentaciones de Satanás. Ver también las diferentes aplicaciones de Hab. 2:5. En Ro. 1:17, donde se trata de una cuestión de justicia, el énfasis es «'el justo' por la fe vivirá». En Gá. 3:11, está en contraste con la ley: «El justo 'por la fe' vivirá.» Y en He. 10:38, está en contraste a retroceder: «El justo por la fe 'vivirá'».

Las citas son de Moisés, de los Salmos, y de los profetas. En aquellos días, los libros no estaban divididos en capítulos y versículos, como en la actualidad, lo que da cuenta de varias expresiones. En Mr. 2:26, se da una cita de «(la sección) de Abiatar sumo sacerdote» (1 S. 21:1-6). En Lc. 20:37, «Moisés lo enseñó en (el pasaje de) la zarza» (Éx. 3). Ello puede también dar explicación de Mt. 27:9, 10, donde se dice que la cita es de Jeremías, siendo que antiguamente este profeta era el primero en el Libro de los Profetas, por lo que su nombre hubiera podido ser usado como encabezamiento del conjunto, como sucedía con los Salmos para su sección.

La mayor parte de las citas son de la LXX, indudablemente debido a que era mejor conocida que el texto hebreo, de la misma forma que se cita en la actualidad la Reina-Valera de una manera constante, aun a pesar de que no es una traducción totalmente rigurosa. Hay citas que no son literales ni del texto hebreo ni de la LXX, dándoles el Espíritu Santo, al usarlas, una plenitud y energía más allá de la revelación del AT.