SANTUARIO

Significa «[lugar] santo», y se usa en el AT para designar tanto el Tabernáculo como el Templo como un todo, y el «lugar santo» y el «santísimo» en contraposición a las otras partes. El santuario era el lugar en el que, fuera de la presencia del hombre y del mundo, se podía contemplar la gloria de Dios y comprender Sus propósitos (cfr. Sal. 73:17). Era el lugar en el que se ofrecían los sacrificios y donde se adoraba a Dios.

En el NT, este término se aplica también a las partes santas del Tabernáculo (He. 9:1; 13:11). En He. 9:1 recibe la calificación de «terreno» («kosmikos»), en contraste con el verdadero Tabernáculo «que levantó el Señor y no el hombre» (He. 8:2). El término «santuario» en este último pasaje es lit., «santos» (lugares o cosas). De ello, Cristo es el ministro. El santuario del cristiano consiste en la luz de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Dios se revela sin velo interpuesto. No tiene templo terreno, como tampoco lo habrá en la celestial Nueva Jerusalén, porque «el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero» (Ap. 21:22). (Véanse TABERNÁCULO, TEMPLO.)