SERPIENTE

Reptil (Gn. 3:1, 14) provisto de cabeza, cola y cuerpo (Gn. 3:15; Éx. 4:4), pero sin miembros. Su nombre genérico heb. es «nãhãsh», en gr. «ophis» (Gn. 3:13, cfr. 2 Co. 11:3; Nm. 21:9; cfr. Jn. 3:14).

Al reptar, se arrastra frecuentemente por el polvo (Mi. 7:17; cfr. Gn. 3:14; Is. 65:25). La mordedura de ciertas serpientes inyecta en la herida un veneno mortal (Nm. 21:6; Sal. 58:5; Pr. 23:32). Hay encantadores de serpientes (Ec. 10:11).

La serpiente se halla en los desiertos, en los lugares habitados, cerca de los caminos, en las peñas, en los muros (Gn. 49:17; Nm. 21:6; Pr. 30:19; Ec. 10:8; Am. 5:19). La especie de serpientes ardientes que se menciona en Nm. 21:6 está extendida por Arabia y otros países. (Véase SERPIENTE DE BRONCE más abajo.)

En heb. hay ocho términos diferentes que designan a serpientes, y no es posible precisar en cada caso la especie de que se trata. Las serpientes son numerosas en Egipto y en la península del Sinaí. En Palestina hay 33 variedades conocidas. La mayor parte de ellas son inofensivas, pero algunas son muy peligrosas, como la terrible cobra egipcia («naja haje»), la víbora amarilla («daboia xanthina»), la «echis arenicola», la «vipera euphratica» y la «vipera ammodystes», el cerastes o víbora de África («Cerastes Hasselquistii»). La víbora que mordió a Pablo en Chipre es generalmente identificada con la «vipera aspis».

Al haber sido la serpiente el instrumento de la tentación, fue maldita entre todos los animales (Gn. 3:1, 14). De la misma manera que hay posesión demoníaca en hombres y animales (Lc. 22:3; Mr. 5:13), el mismo Satanás se sirvió de la serpiente para seducir a Eva (2 Co. 11:3; Ap. 12:9; Ro. 16:20; Sab. 2:24). (Véase DIABLO.) La maldición de Gn. 3:14-15 es doble: recae sobre la serpiente, animal que viene a ser objeto de honor particular para la mujer y para el hombre; recae también en el diablo, la «serpiente antigua» cuya cabeza será aplastada por la posteridad prometida a la mujer, Cristo (Col. 2:15; He. 2:14).

La adoración a la serpiente se da en multitud de religiones paganas en el mundo. De esta manera ha conseguido Satanás la adoración de multitudes de este mundo caído.

El Señor recomendó a Sus discípulos que fueran «prudentes como serpientes» (Mt. 10:16), probablemente una alusión a Gn. 3, donde el término «astuta» se traduce en la LXX con el mismo término gr. que en este pasaje se traduce «prudente».